Capítulo 1: Laura Lebrel
La historia comienza en un autobús en el centro de la ciudad de Madrid, en una gran caravana. Dentro de él se encuentra Laura Lebrel, una inspectora de policía que tiene que resolver un gran caso que puede costarle la vida: recoger a sus hijos a tiempo del colegio.
-Esta ciudad cada día esta peor-dijo Laura al llegar al colegio-, yo creo que hay gente que se para en mitad de la carretera.
La profesora de sus dos hijos pequeños de seis años, Miguel y Álvaro, se quedó sin decir nada. Al rato, Laura llegó al taller del coche con sus dos hijos para ver si su coche ya estaba arreglado, pero se encontró con la noticia de que aún le quedaban tres días más en el taller. En ese momento, los gemelos rompieron sin querer una tubería del coche, por lo que la reparación se remontaría a dos semanas más.
-Respirad bien este aire porque es el último que váis a respirar hasta los treinta-le decía Laura a sus dos hijos.
Más tarde, llegó a casa para descansar un poco. Al rato llamó al timbre Maite, su vecina de enfrente.
-¿Qué hacen aquí los gemelos?-dijo Maite-, ¡qué susto me has dado! He llamado a la policía, o sea, a tí. Te he dejado muchas llamadas perdidas.
-Me he quedado sin batería-dijo Laura-, ¿por qué estabas preocupada por los gemelos?
-Por que he ido al colegio a buscarlos pero no estaban en la puerta-dijo Maite-, pensaba que se habían ido.
-Pero si hoy me tocaba a mí ir a buscarlos-dijo Laura-, es martes.
-Es lunes Laura-dijo Maite.
-¡Es verdad!-dijo Laura-, ya no sé dónde tengo la cabeza. Un día me va a estallar.
-Podrías pedirle ayuda a Jacobo-dijo Maite.
-No-dijo Laura-, mejor no verle mucho.
-Hace ya un mes de vuestra separación-dijo Maite-, lo llevará mejor.
-Ya, pero no me quiero arriesgar-dijo Laura-, entonces, ¿mañana vas tú a buscarles?
-No puedo, tengo un casting para una película-dijo Maite.
-Mucha suerte... o mierda, como lo digáis los actores jeje-dijo Laura-, luego me cuentas.
Por la noche, en un despacho de un juzgado, el secretario estaba sentado en el ordenador muy nervioso. Detrás de él apareció alguien con una cuerda y comenzó a ahogarle hasta matarle. El asesinó pulsó una tecla del ordenador.
Capítulo 2: El asesinato
Al día siguiente, Laura fue al juzgado porque se le había asignado el caso a su comisaría. Su compañero, Martín, acudió con ella. El despacho estaba intacto, igual como lo había dejado el asesino.
-Por lo visto el ordenador estaba encendido cuando la limpiadora descubrió el cadáver a primera hora de la mañana-dijo Martín.
-¿En qué carpeta estaba abierto?-dijo Laura.
-En el escritorio-dijo Martín-, supuestamente no estaba haciendo nada.
En ese momento apareció Lidia, una compañera de la comisaría, una persona un poco desagradable por su actitud con los demás.
-Han encontrado huellas-dijo Lidia-, mejor dicho huella, en la tecla de suprimir del ordenador. Se la han llevado para saber a quién corresponde.
-Voy a ver si encuentro algo-dijo Laura.
-Ya lo han revisado de arriba a abajo, pero mira lo que quieras, entreténte-dijo Lidia saliendo del despacho.
-Esta tía es insoportable-dijo Martín.
-Ya te digo-dijo Laura-, no encuentro nada más. ¡Espera! Casi te manchas. En el suelo hay tinta.
-¡Uy! Me va a comer jeje-dijo Martín-, venga te invito a comer antes de ir a la comisaría.
-¡Mierda! Los gemelos-dijo Laura-, me voy corriendo.
Laura se fue corriendo a recoger a los niños del colegio. Por la tarde, Maite le comentó que creía que el casting le había salido fatal. Laura intentó animarla. Al día siguiente, llegó un sobre con los resultados de la huella encontrada en la escena del crimen.
-No puede ser-dijo Lidia.
-¿Qué ocurre?-dijo Laura.
-La huella pertenece a cuatro personas distintas-dijo Lidia.
Capítulo 3: Los sospechosos
-Eso es imposible-dijo Laura.
-Los ordenadores no fallan, será porque ellos no tiene intuiciones-dijo Lidia.
-¿A quién pertenecen las huellas?-dijo Martín.
-Una de ellas a María Santos-dijo Lidia-, la ex mujer del muerto. La otra a Ernesto Paredes, un hombre de unos cuarenta años que trabaja en una pescadería. La otra a Miriam Hernández, la secretaria de un juez de los juzgados, y finalmente la última pertenece a Diego Gómez, el portero del edificio de enfrente de los juzgados.
-Todos ellos tienen relación con el juzgado-dijo Laura.
-Salvo el pescadero-dijo Martín.
-Lidia llama a los cuatro para esta misma tarde, para declarar-dijo Laura.
Esa misma tarde, llegaron los cuatro sospechosos para ser interrogados. Laura decidió interrogar al pescadero, para saber qué relación tenían que la persona asesinada o con el juzgado. El hombre no sabía nada de nada. Lidia interrogó a la ex mujer, declarando todo el rato que se alegra de que esté muerto, pero que ella esa noche estaba en una reunión de amigas fuera de la ciudad. Martín interrogó a la secretaria del juzgado, que declaró que no conocía al chico muerto. Finalmente, Cuevas interrogó al portero que dijo que el chico muerto le había visto un par de veces pero de pasar por la calle y entrar en el juzgado.
-Estamos en un callejón sin salida-dijo Laura-, todos tienen una coartada.
-No todos-dijo Martín-, el portero puede ser verdad, pero el pescadero puede estar mintiendo. La ex mujer tiene coartada porque las diez amigas que había en la fiesta lo han corroborado. Y nos queda la secretaría, que es raro que trabajando en el mismo juzgado no le halla visto nunca.
-Necesito hablar con Cuevas-dijo Laura-, ¡Cuevas! ¿Has revisado ya el ordenador?
-Sí-dijo Cuevas-, acabo de terminar. Y he encontrado exactamente lo que borraron a la hora de la muerte.
-¿El qué?-dijo Laura.
-Un documento de escritura-dijo Cuevas-, pero se lo montó bien, porque no consigo recuperarlo.
-Tiene que haber otra manera de encontrar al asesino-dijo Laura-, hay que volver a hablar con ellos. Hay que volver a los juzgados.
Capítulo 4: Detalles
Por la noche, Laura dio de cenar a los niños y los metió en la cama. Al día siguiente, fue con Martín a los juzgados y se encontraron al portero del edificio de enfrente en la secretaría principal. Éste les dijo que estaba casado con una de las secretarias. Laura y Martín comenzaron a sospechar de su coartada.
Subieron varios pisos para hablar con la secretaría y ver si verdaderamente era posible que jamás se hubiese cruzado con el muerto. Por la tarde, fueron a casa de la ex mujer. Laura vio que era escritora, y que tenía todo su despacho bien colocado. Después fueron a ver al pescadero. Por la noche, Laura estaba cocinando cuando descubrió algo: el bote de tinta que había en el suelo en la escena del crímen, que era del asesino.
Laura rechazó al portero, ya que le vio firmar unos documentos con un bolígrafo que se sacaba del bolsillo, y la secretaría tenía la mesa llena de bolis. La sospechas estaban en el pescadero, que tenía manchado el mandril de tinta, pero que decía que era de algunos pescados, y la ex mujer, que tenía un pluma con tinta en el despacho.
Al día siguiente, Laura fue a la comisaría y descubrió que habían detenido a la ex mujer, por lo de la tinta. Laura vio la cara de la ex mujer y se dio cuenta de que ella no había sido por lo que decidió revisar de nuevo la escena del crímen. Allí descubrió quién era el asesino por lo que reunió a todos los sospechosos en el juzgado junto con Martín, Lidia y Gerardo, el comisario.
Capítulo 5: El asesino
-Ya he descubierto quién es el asesino-dijo Laura.
-La ex mujer-dijo el pescadero.
-Pues no-dijo Laura-, era una persona que fue descartada casi desde el primer momento. Usted Diego.
El portero del edificio de enfrente se quedó helado.
-¿Qué está diciendo?-dijo el portero.
-Mató a su novio-dijo Laura-, encontró una foto suya rota en los restos de una mini aspiradora. Ahí sospeché, pero sobre todo cuando descubrí también un pequeño borrador del supuesto documento que usted borró: una carta dirigida a usted para romper con él.
-Yo estoy casado con mi mujer-dijo el portero.
-Pero iba a dejarla por él-dijo Laura-, pero decidió matarle cuando descubrió que le iba a dejar porque se había enamorado de Miriam. Y la razón por la cual todos ustedes tenían la misma huella dactilar era porque Diego se había encargado de acceder a los archivos generales para hackearlos y clonar las huellas.
-Yo...-dijo Miriam.
-No se preocupe-dijo Laura-, ahora si no es molestia, Diego queda detenido por asesinato.
El comisario se llevó al detenido a la comisaría, que acabó confesando el crimen. Cuando Laura iba a salir de la comisaría para ir a casa se encontró con Jacobo, que quería pasar la noche con los niños. Laura lo aceptó y decidió ir a cenar con Maite.
En la cena, Maite le dijo que finalmente no la habían cogido. Laura le dio su apoyo. Después se fue a casa para descansar y estar fresca para nuevos casos.